martes, 26 de agosto de 2008

A llorar, mi amor...


Tiziano grita con toda la fuerza de sus pulmones último modelo. Estrenados hace pocos años, proveen el aire que deriva en los más aterradores alaridos para molestia de todo el que esté alrededor, principalmente la destinataria de esos gritos: la madre.


Mamá lo ignora, a lo sumo musita por lo bajo unas palabritas pero Tiziano grita más y más. Quiere obtenerlo y sabe que esa es la única forma de lograr su objetivo. Entonces redobla la apuesta y grita aún más fuerte, incluso probando con algunas palabras de su escaso vocabulario y animándose a la audacia de darle unos torpes golpes en la cara.


Entonces ocurre el milagro: la madre no aguanta la intuición de que el resto de la gente piense que ella es una pelotuda que se deja pegar por un pendejo de 4 años y decide tomar cartas en el asunto.


Y cuando varios esperaban un grito, o un sopapo vindicador, o cualquier otro correctivo (pedagógico o no)...nada de eso ocurre.


Mamá le da al nene lo que él quiere.


Se acabó el problema.


Esta escena que todos presenciamos (contra nuestra voluntad) casi a diario me hace pensar muchas veces en cómo se buscan soluciones en nuestra sociedad.


Porque si el colectivo no viene y te comes una cuadra de cola para terminar viajando en el pasamanos, y encima viendote a vos mismo en la grotesca escena de pelearte con dos o más por esa mísera barreta, a nadie se le ocurre ir a la terminal y prenderla fuego con los colectivos y el forro que arma los recorridos adentro.


Si en el granero del mundo la comida sale un huevo (y no de gallina) y para llenar el changuito tenes que vender tu alma en cómodas cuotas sin interés, a nadie se le ocurre ir a golpearle la puerta a la Sociedad Rural (ah, cierto que eran los nuevos héroes de la Nación, pobre gente laburante que no puede levantar cabeza...y eso que cortaron más de una).


Si mañana nadie llega a fin de mes por el nuevo impuesto al vueltito que te quedó en el bolsillo nadie le va a romper el auto al Ministro de economía (que por cierto, ¿quién era?).


Si la nena hace petes en el baño del colegio o cae embarazada a los 14 años porque se cruzó con un vicera que ya la arruinó para toda la cosecha a nadie se le ocurre agarrar y decirle "no, mi amor, lee, estudia, sé alguien y dejá el noviecito para más adelante. Por cierto: ¿sabes lo que es un preservativo?".


Lo más fácil es hacer como Tiziano, el pequeño Argentino, y llorar, gritar, patalear, maldecir, esperando que las soluciones lluevan magicamente, como si viniesen de manos de una mamá amorosa que nos consiente todos los caprichitos y forma, así, esa personalidad tan segura, espontánea y banana que caracteriza al Porteño promedio.


"El que no llora no mama..."


La joda es que mamá a cierta edad te larga y te tenes que hacer hombrecito (o mujercita, para que no me salten las lectoras compulsivas de psicoanálisis y Cosmo). Y allá afuera a nadie le importa que toques el violin como Vivaldi, te vas a morir siendo la llorona del entierro ajeno y propio también, mientras ellos siguen la fiesta, que nunca se les acaba.


Así que ya sabes, joven Argentin@ (¡ay, que moderno!):


Elije tu propia aventura miserable-pequeñoburguesa-Clase Media:


*Si elijes seguir siendo un/a maricon/a de mierda, repetir como loro los mismos lamentos una y otra vez como si fuesen parte del libreto de esta comedia absurda que te toca vivir, sigue así como estas: vas barbaro mientras el resto SE CAGA en tus lágrimas.


*Si elijes dejar de sufrir pero sin mucho esfuerzo, trata de volverte un garca como aquél que alguna vez te puso el pulgar encima. Pagale miserias a tus empleados (y de yapa, tratalos mal), evade impuestos y tranza con quien sea necesario para conseguir ese auto y ese viaje a Miami que siempre soñaste.

Si eres niña, tanto más facil: colágeno, siliconas, petes y calentadas de pito. Dale que te gusta, zoncita...


*Si elijes dejar tu martirio pero como alguien que se ha puesto los largos, deja de gimotear y secarte los mocos en el hombro ajeno: no le pagues a empresas que te dan un pésimo servicio (que encima pagas); cuando votes tomate un tiempito a leer las propuestas de los candidatos y los nombres en las boletas; si vas a romper algo que sean las bolas del que te pisa la cabeza y no el auto del vecino y escuchá más la voz tenue de eso que yace dentro del común de todos nosotros (o sea, el sentido común) y menos en las zonceras propias y ajenas.

Nadie te va a pegar por eso. No te olvides que hace 25 años vivimos en democracia.


Usala para dejar de llorar

No hay comentarios: